Los paisajes de la región, influenciados por el mediterráneo ofrecen una biodiversidad excepcional. Las cadenas montañosas prelitorales, de piedra caliza y atravesados por ríos, ofrecen el abrigo para tierras agrícolas ideales para el cultivo de vides y olivos.

Estas tierras se benefician de un clima mediterráneo seco, con dos vientos dominantes, el Cierzo y las Garbinades, vientos marítimos del sur. Es una tierra ideal para el cultivo de la Garnacha, que otorga a la vides autóctonas, blancas y tintas, características sublimes, gracias a las expresiones de la tierra caliza mediterránea.

Cada parcela de vid se sigue a lo largo de la maduración para definir la fecha de cosecha para una madurez óptima. La vendimia se realiza manualmente para preservar la integridad de las bayas. Cada parcela se vinifica por separado gracias a la disposición de equipos adaptados, y la elaboración de cada vino goza de las atenciones y el dominio profesional del equipo de la bodega, con el objetivo de obtener vinos de gran sutileza.