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La temperatura del vino en verano

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Con la llegada del verano damos la bienvenida a las celebraciones al aire libre, las barbacoas, las terrazas, los chiringuitos a pie de playa….y nada mejor que un vino en su justa temperatura para disfrutar en buena compañía.

Aunque en verano disfrutamos más del aire libre, tenemos que tener en cuenta que también trae consigo uno de los mayores enemigos del vino: el calor.

En esta época del año es cuando consumimos más tipos de bebidas, ya sean refrescos, cervezas, cócteles o agua.

Es aquí cuando los vinos cobran una nueva vida. Tan solo modificando su temperatura a la hora de servirlos, potenciaremos tanto sus efectos olfativos como gustativos.

Vino blanco

Es el rey del verano. Deberíamos servirlo entre 7º y 10º. Por mucho calor que haga intentemos no bajar mucho más su temperatura ya que daría un sabor insípido y reduciría los aromas. Para conseguir la temperatura adecuada del vino se aconseja poner la botella en remojo con cubitos de hielo.

Vino rosado

Los rosados están entrando con mucha fuerza. Un rosado deberemos servirlo entre 10º y 12º, pues esta temperatura mantiene los aromas frutales de la crianza. Al igual que el blanco lo pondremos en una cubitera, a poder ser ancha, con agua y unos buenos cubitos de hielo.

Vino tinto (joven, crianza y reserva)

Si somos de tintos será mejor apostar por tintos jóvenes, ya que podemos beberlos a temperaturas más bajas. Es preferible servirlos entre 12º y 15º ya que esta temperatura respeta los caracteres de los tintos afrutados y potencia su frescura y su jovialidad. Son vinos muy agradables para beber en esta época del año.

Si no disponemos de cava de vinos, podemos introducir nuestro vino tinto en la nevera durante unos minutos antes de comenzar a beberlo.

Para el tinto de crianza lo ideal son 14º y 17º, porque es la mejor temperatura para no disminuir su caracter frutal y su crianza.
El tinto de reserva se debe servir a una temperatura un poco superior, entre 17º y 18º.

Cavas y espumosos

No pueden faltar en ninguna celebración veraniega. Se recomienda una temperatura de 6º y 8º, de lo contrario pueden perderse sus matices aromáticos, resaltando los sabores amargos y verdosos, en resumen, perdiendo su finura.

Al vino no le gustan los cambios

Debemos recordar que al vino no le gustan los cambio bruscos de temperatura, así que recomendaríamos mantenerlos en la nevera para luego pasarlos a un buen recipiente preparado con hielo y agua.  Y sobretodo, al igual que nuestra piel, es importante protegerlos del sol, los vinos sufren con la luz.

Hay que recordar que el frío disminuye las sensaciones dulces y alcohólicas, mientras que aumenta la tanicidad y la acidez. Así, si servimos un vino de alta graduación será recomendable refrescarlo levemente, mientras que si se trata de un vino de elevado contenido tánico, lo apropiado sería permitir que la temperatura se elevara unos grados.

Recordemos:

• De 5ºC a 8ºC : blancos jóvenes, espumosos, manzanillas y finos
• De 8ºC a 10ºC : rosados, blancos muy dulces
• De 10ºC a 12ºC : blancos con crianza, amontillados, oportos y olorosos.
• De 12ºC a 14ºC : tintos jóvenes
• De 14ºC a 16ºC : tintos con crianza
• De 17ºC a 18ºC : tintos reserva y gran reserva[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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