Amaren El Cristo de Samaniego, de Bodegas Amaren, es una particular visión de la Rioja Alavesa de Jon Cañas, nieto de Luis Cañas. Un Rioja poderoso, de gran cuerpo, complejo y potente. Únicamente se han producido 2922 botellas.
Bodegas Amaren se compone de algunos de los mejores y más altos viñedos alrededor de los pueblos de Samaniego y Leza, donde el suelo es pobre y las vides retorcidas, envejecidas hasta y más de 100 años, producen racimos pequeños, perfectos para elaborar vinos de Rioja altamente concentrados.
Un viñedo singular en Samaniego en las faldas de Sierra Cantabria a 625m de altitud. Los suelos están formados por arena y caliza.
Al ingresar a la bodega, los racimos se seleccionan cuidadosamente antes de ser despalillados para poder clasificar las bayas individuales en función de su peso. La uva se premacera a 8ºC durante cinco días. Solo las uvas más perfectas se dejan pasar a tinas de madera de roble francés para la fermentación, que dura siete días. El vino resultante se trasiega a barricas nuevas de roble francés para realizar la fermentación maloláctica, durante la cual las lías se remontan periódicamente. El vino se clarifica posteriormente con clara de huevo para obtener un vino redondo con una excelente integración del roble. Un total de 14 meses en roble francés nuevo procedente de una selección de robledales del centro de Francia.
Amaren El Cristo de Samaniego es un vino de color rojo cereza, la nariz fina, elegante y compleja da paso a una excelente concentración de fruta negra y sutiles toques de roble cremoso, así como notas de café tostado y minerales. Es de gran cuerpo, carnoso y elegante, con mucha complejidad y potencia.
Bodegas Amaren está ubicaca en plena Rioja Alavesa, en la población de Samaniego. La rodean 65 hectáreas de viñedos de hasta 110 años de edad, con suelos arcillo-calcáreos de escasa fertilidad. El microclima propio también ayuda a la tradición vitivinícola de la zona, con producciones bajas, racimos y uvas de pequeño tamaño y excelente calidad. Unas condiciones que potencian el trabajo duro y el esmero, el control minucioso de cada parcela.
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